La clínica del Dr. López
- Fernanda Orellano
- 29 jul
- 3 Min. de lectura
¿Qué es el reencorche? Un servicio único, un regalo para conocedores e inversores y una experiencia de postventa para las botellas guardadas.

Cuándo y dónde se inicia este servicio
La práctica de reencorchar el vino se ha llevado a cabo durante siglos, como un compromiso de la bodega que garantizaba la calidad del vino.
Hoy en día, se realiza con menos frecuencia que en cualquier otro momento de la historia por diversas razones.
Por un lado, porque es menos habitual la guarda por mucho tiempo de los vinos; digamos que los coleccionistas o aficionados a la guarda no abundan, el consumidor compra para beber y hace bien.
También debido a la alta probabilidad de fraude, dado que, anteriormente, las bodegas se encontraban con la no grata sorpresa de botellas falsas, cuyo contenido no respondía en nada con la etiqueta. Si el château (productor en Bordeaux) determinaba que el vino no era lo que pretendía ser, la bodega lo destruía junto con la botella. Por esta dificultad, la práctica del reencorche fue abandonada.
¿Por qué se reencorcha?
La razón de reencorchar el vino es porque, con el tiempo, los corchos se deterioran, se secan y pierden su natural elasticidad. Debido a esto, el aire entra en la botella, el vino se evapora, además, ingresa oxígeno adicional que, con el tiempo, afecta notablemente sus atributos organolépticos.
Durante siglos, reencorchar los vinos ha sido común en la mayoría de las regiones vinícolas. Especialmente en Bordeaux, conocida como la Meca de los tintos, donde la idea era cambiar los corchos aproximadamente cada 30 años, porque sus compradores, los guardaban por esos períodos y mucho más también.
Los châteaux del Médoc también reencorchaban todos los vinos de sus clientes habituales. Château Lafite Rothschild, operaba clínicas por todo el mundo, donde llevaban consigo una máquina de reencorchado a diversas ciudades, para atender a sus clientes.
Penfolds, la famosa bodega australiana que elabora Grange, quizás el syrah más célebre del mundo, es una de las pocas bodegas que aún realizan clínicas de reencorchado itinerantes. Penfolds permite a los clientes traer no solo botellas más antiguas de Grange (15 años mínimo), sino también otros vinos de sus producciones. Desde la primera clínica en 1991, los enólogos han evaluado más de 200.000 botellas en cuatro continentes.
Una clínica 100% argentina
Bodega Lopez, fundada en 1898 si algo sabe, es de vinos viejos. Especializada en largas crianzas en toneles y en la guarda, ha desarrollado una novedad única en el país.
La Clínica de Reencorche es una oportunidad para que su equipo enológico evalúe y certifique el estado de conservación de sus vinos, de examinar el estado del corcho y reemplazarlo de ser necesario, sin costo. O sea, un regalo.
Primero se realiza una primera inspección visual, se retira la cápsula para determinar si hubo pérdida de líquido o filtraciones. Este primer paso podría realizarlo cada uno.
Luego, se retira cuidadosamente el corcho utilizando un destapador de láminas de dos piezas.
El enólogo extrae una muestra del vino para evaluar el estado y su potencial de guarda.
Posteriormente, se toma de la cava de la bodega vino de la misma cosecha, y se rellena la botella con la cantidad necesaria.
Finalmente, se realiza el reencorche siempre que el vino lo necesite, y se coloca un tapón Diam 30. Para nuestra tranquilidad, nos entregan un certificado de reencorche para aquellos vinos que son considerados aptos para la guarda, mientras que los que están listos para tomar, se coloca una insignia.
Si tenes algún vino de la bodega, guardado en tu cava, y tenés dudas acerca de su estado, no dudes en escribirles: www.bodegaslopez.com.ar/clinica-de-reencorche
Amor y odio
El proceso y los resultados del reencorchado de vinos tiene, como es de esperar, sus adeptos y detractores. Algunos opinan que los vinos con el corcho original ofrecen una experiencia de cata mejor y más compleja y que las botellas reencorchadas, por lo general, se revenden por menos dinero que las botellas más antiguas con el corcho original intacto.
En lo personal, me parece una opción excelente, Siempre que se puede preservar la salud del vino, y garantizar la guarda de manera prudente, lo veo como una intervención correcta.
La Clínica de Bodega López, es fabulosa y sobre todo alienta a los consumidores a guardar botellas y vivir una experiencia única, diferente y que despierta enorme curiosidad acerca del potencial de guarda de un vino. Ojalá otras bodegas, se animen a custodiar y garantizar el futuro de sus vinos. Felicidades a Bodega Lopez!
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