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Alta Vista. "Haute Couture" aplicada al vino

Una bodega de sangre y tradición francesa con el corazón y el músculo argentino, que combina las virtudes de la geografía mendocina, con el savoir-faire de su origen para elaborar vinos de calidad únicos.


Vinos únicos y a medida. La filosofía de Alta Vista.

Un poquito de historia

Corrían los años 90, cuando la industria del vino en Argentina, vivía una revolución cualitativa sin precedentes. Vinos varietales de cepas europeas, tecnologías en bodega y en viñedo, fuertes inversiones domésticas y extranjeras, una política exportadora consistente y bien encaminada, fueron entre otros los drivers de la transformación; y especialmente, el desembarco de expertos viticultores de larga y vasta tradición europea.



Disfrutando los vinos de alta gama, con Pamela Alfonso, Ing. y Directora de Producción de la bodega.

 

Argentina, y Mendoza especialmente, desde siempre, es un horizonte al que todos miran con mucho interés. Es una tierra atractiva para hacer vinos, que además de tener un paisaje único, se encuentra en un país que tiene una cultura de consumo heredada de la inmigración mediterránea, a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

 

Bodega Alta Vista es justamente, un testimonio de esa nueva era la de vitivinicultura argentina.

Fue fundada por el conde Patrick d'Aulan, heredero de más de 250 años de tradición familiar vitivinícola. En Francia, la familia d'Aulan fue dueña de la casa de Champagne Piper Heidsieck, hasta su venta en 1988. En Hungría, de la famosa bodega Chateau Dereszla, productora de Tokaji Aszú, uno de los vinos dulces más reconocidos a nivel internacional.

 

“Llegué a Argentina en 1997, atraído por sus excepcionales terroirs de altura en la imponente Cordillera de los Andes y logre reunir un apasionado equipo que comparte mi sueño: lograr la máxima expresión del vino argentino y el savoir faire francés”, Conde Patrick d´Aulan, Fundador de Alta Vista.
Patrick D' Aulan y su equipo de lujo.

En 1998, un año húmedo y caliente no tan propicio para las uvas, lograron embotellar un gran vino, su vino ícono: Alto 1998. Uno de los mejores vinos argentinos a mi gusto, que lo he tomado de viejas añadas y certifica que, el malbec en matrimonio con cabernet sauvignon es imbatible.

Con los años llegarían otros vinos, varietales y blend, incluso un portfolio de espumosos exquisitos.

 

Single vineyard. Vinos de único viñedo

Un par de décadas atrás, el mercado mundial fue el escenario de los vinos varietales de cepas francesas, la búsqueda de la calidad en la tipicidad y la fruta muy madura, la concentración y la barrica como la herramienta que le daba complejidad o el up grade al vino. Un vino sin barrica, no era un buen vino, era más o menos la regla.


La idea de los vinos de “terroir”, era asunto de los franceses, incluso se decía que “era puro marketing”. Describir y argumentar el perfil del vino a partir del suelo, era casi como hablar de ovnis. Hoy, sino hablamos de suelo o de territorio, parece que no hablamos en serio de vinos.


Lo recuerdo perfectamente, porque estudiaba la carrera de sommeliers, y esos vinos franceses, identificados por el lugar, me daban dolor de cabeza el ejercicio de memorizarlos para los exámenes. ¿Cómo puede ser que tantos lugares, con tantos nombres, sean la razón de vinos diferentes y únicos?

 

Sin embargo, en esos tiempos, Bodega Alta Vista, fue la primera que nos acercó y nos dio las primeras lecciones sobre la idea del terroir.


Fueron los pioneros en acuñar en las etiquetas la expresión single vineyard, marca que registraron y luego liberaron para el uso común, siempre que la bodega la utilice para identificar un vino proveniente de un solo viñedo.

 

Sus vinos “single vineyard” son referentes de la que hoy es la tendencia, vinos auténticos que expresan el origen y la identidad territorial. Alizarine en Las Compuertas, Themis en Valle de Uco o más recientemente, Olympe de Torrontés en Pucará (Salta), son testimonios de este punto de inflexión, hoy llevado a cabo por la casi totalidad de las bodegas argentinas.



Un bistró parisino en Chacras

El último gran logro de Alta Vista, es la apertura de su espacio gastronómico en noviembre del 2013, y que ya se ha ganado los elogios y el mejor de los premios.

 

Assemblage – Maison Alta Vista, es exactamente lo que dice su slogan: Cocina de Suelo Argentino y Cielo Francés. Pocas veces, una frase me resultó tan linda y gráfica como, contundente y real.


Una vez más la magia bordelesa esta presente: la fusión de la riqueza culinaria de Francia y Argentina para ofrecer una experiencia eno-gastronómica única en suelo mendocino.


Una cocina honesta, con historia y tradición, pero a la vez con creatividad y sello local. Un menú de 7 pasos acompañados con las etiquetas más sobresalientes de la bodega.

Y un servicio técnicamente esmerado y bien logrado, y con detalles de hospitalidad que le dan a la experiencia un marco profesional pero a la vez cargado de humanidad, generosidad y calidez.


“La buena cocina, rica y excelente es suficiente, pero no lo es todo. Hace falta saber cómo orquestarla, es decir, presentarla, enmarcarla, realzarla gracias a perspicaces detalles que van desde la temperatura de la sala hasta la de los vinos, pasando por el grosor o la finura de las copas, el punto exacto de la carne y el aroma de los quesos, sin contar con el rigor del servicio" . Pablo Francisco, CEO & Presidente de Alta Vista

 


Como prueba de su corta carrera pero exitoso presente, ya se hizo acreedor del “Oro en el rubro de excelencia culinaria” en los premios The Best of Mendoza’s Wine Tourism y competirá en octubre con los mejores del mundo en Verona, Italia.

 

Alta Vista, es una bodega que, por su historia, por sus vinos, por su cocina, y por su gente, merece una visita si vas a planear un viaje a Mendoza; o al menos disfruta de sus vinos en casa.

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