El gran sandwich argentino
- Fernanda Orellano
- 30 mar
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 29 jun
Hay algo mejor que una copa de malbec? Sí, una copa de malbec y un choripán.

La previa
Es sabido que la esencia de la cultura esta, en buena parte, en la comida. Por eso, los argentinos somos conocidos por el asado, un ritual único.
Preparar el fuego, organizar la mesa, armar la picada, servir un vermut con soda, sazonar las ensaladas y más labores, son la previa perfecta mientras cada corte de carne alcanza su punto.
Cada invitado tiene una tarea. Alguien se ocupa de la música, otro encarga el helado o compra el pan – tema no menor -, varios aportan etiquetas de tinto o blanco, y así el banquete toma forma.
Pero hay un momento, que marca el comienzo de todo, como cuando el árbitro da el pitazo inicial del partido. Y es cuando el asador anuncia que “están los choris”, y todos nos colocamos en fila, con el pan en la mano, cortado por la mitad, esperando que nos sirva el chori, y así dar por inaugurado el asado.
Cada uno, lo va a disfrutar como es de su agrado. A mí en lo personal, con el pan tostado y calentito en la parrilla, y con chimichurri, esa salsa criolla, que seguramente, sea una receta secreta del asador. Otros eligen agregarle tomate, lechuga o bien, otro aderezo.
¿Cuál es la historia de este sándwich?
El choripán es el emblema de la comida callejera argentina. En cada barrio de Buenos Aires y otras ciudades, en cada esquina o plaza de todo el país, encontrarás puestos o carritos de choripán, así como en los festivales, los actos políticos, los mercados y por supuesto, en los partidos de fútbol. Es algo así como el “hot dog” argentino.
Sin duda que, la historia de este bocado, simple pero delicioso, empezó con los gauchos en las pampas de Argentina. Similar a los “cowboys” en los Estados Unidos, ellos trabajaban con el ganado, formaban grupos y sacrificaban y asaban animales.
No es casualidad ,que el asado sea tan importante en Argentina como la barbacoa en Texas y en el resto de estados.
Antes que el choripán, el chori y la parrilla
Los españoles, trajeron a la Argentina (al virreinato más precisamente), los embutidos, como el chorizo. Más que eso, trajeron la labor chacinera, muy antigua y tradicional en la península. España es el país de los mil chorizos (sea en sentido literal o figurado). Cada pueblo tiene su receta, como quien tiene su carnicería favorita, y sus cortes de carne, sus achuras y su chorizo o embutido a la hora de hacer las compras.

Más tarde, el chorizo saltó al asador, porque el chorizo parrillero en sus distintas formas, surgió a partir del uso de la parrilla y esta, pese a ser de origen romano, no fue popular en el campo rioplatense, al menos hasta bien entrado del siglo XIX.
Pero, ¿dónde surgió concretamente la costumbre de comer el choripan?
Es muy probable, que haya ocurrido en algún campo, ligado a las costumbres del gauchaje o en el medio de una carneada. Comer con la mano, sin plato ni cubiertos, al lado del fuego, y durante la jornada laboral para no perder tiempo, parece lo mas lógico.
Pero acá lo importante es, cuando el choripan saltó a la calle y se convirtió en un emblema de comida callejera, siendo el responsable de la gran humareda y el aroma que se percibe cuando llegamos a un evento público.
Una gran corriente académica sostiene que nació en la ciudad de Córdoba y de ahí recién a partió a otros puntos geográficos del país. El historiador Daniel Balmaceda, autor del libro La comida en la historia argentina, no lo duda, “el choripán nació en Córdoba”, en los carritos, y desde ahí saltó a la fama.
Lo cierto es que, el choripán es y será un bocado indispensable de la cocina argentina. No hay asado sin malbec, ni choripan. Porque así es como se come el choripán, acompañando al asador, y por supuesto con una copa de malbec.
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