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Clarete. El tinto glou - glou

Tintos bebibles o tintos de verano, o como los quieran llamar, un estilo de vino amigable para disfrutar sin tantos protocolos; el clarete representa la vuelta a las prácticas agrícolas más sabias y antiguas, esas que ahora están tan de moda.


Tintos bebibles, frutados y ligeros, para beber solos o en sangrías.

El padre del rosado

La mayoría de los vinos blend actuales se elaboran a partir de uvas tintas o blancas, cultivadas en sitios específicos, propicios para cada variedad y con manejos agronómicos distintos según las necesidades de cada variedad.

Las uvas se cosechan y fermentan por separado, se pueden o no criar en barrica o cemento por separado, y finalmente, se combinan para hacer un vino de corte.

 

Pero en otros tiempos, había que ser más práctico y eficiente, y había que hacer el vino como se podía o se sabía. De manera que, la regla era la co-plantación y la co-fermentación de uvas tintas y blancas, todas juntas de la viña a la copa.

 


Posteriormente, en los años que dominaron los tintos concentrados y densos, y había más conocimiento de cada variedad de uva; muchas vides de uva blanca se arrancaron y la elaboración con cofermentación cayó en el olvido.

 

Sin embargo, este antiguo enfoque de la elaboración del vino que para algunos es “el padre del rosado”, hoy vuelve a la escena y gracias a productores comprometidos con rescatar las tradiciones, el clarete ha vuelto, en principio en regiones vinícolas como Ribera del Duero en España, y desde ahí entusiasma a otros viticultores del mundo.

 

La historia del clarete

El hogar espiritual del clarete puede que sea Ribera del Duero, donde su asociación con la subregión de Burgos se remonta a la época romana.

 

Durante siglos, las variedades de uva crecieron una al lado de la otra en un viñedo.

Los viticultores del Viejo Mundo plantaban algunas para aportar al vino la fruta madura, otras la acidez y otras para el color.

 

Al mezclarse, se garantizaba que no se perdiera la cosecha de un año entero si las condiciones ambientales afectaban a una o más variedades de uva. Era una forma de mantener una calidad y un volumen constante mucho antes de que los avances tecnológicos lo hicieran más fácil.

De modo que, el vino que resultaba era un tinto de color rojo claro, clarito… o clarete.


No obstante, un clarete según las uvas que se utilicen y las proporciones en la mezcla, puede tener colores similares a un rosado intenso, o incluso acercarse a un tinto medianamente claro. Quizás la gran diferencia con los tintos esta en la boca, su fluidez, su baja carga tánica, su frescura, y su expresión frutal.

 


Desde hace un tiempo, como un guiño a la tradición y observando al mercado del rosado en constante expansión, el clarete volvió a la región española, y desde ahí ha motivado a otras regiones del mundo a practicar el estilo.

 

En el país vecino, Portugal estos vinos son conocidos como palhetes. Hay registros desde tiempos medievales, y los productores los están poniendo en las góndolas nuevamente.

 

 

Otra cosa es el claret o el clairette

Claret, es el nombre dado tradicionalmente en Inglaterra a los vinos tintos de Bordeaux.

 

Y clairette es una variedad de uva típica en Francia, a partir de la cual se elaboran vinos blancos y también vinos espumosos.

 


El estilo rosado, es distinto.

Se hace mayoritariamente con uvas tintas, (por la técnica de la breve maceración de pieles o por sangrado), o por mezcla de vino blanco y un pequeño porcentaje de tinto.

 

Son caminos diferentes, aunque a veces, las palabras se usen en ciertas regiones o por los consumidores de manera indistinta, como suele ocurrir en España donde clarete o rosado pueden utilizarse como sinónimos.



El futuro es el pasado

Estos vinos claretes, como otras prácticas (vino naranja o espumosos ancestrales) han surgido y cobran fuerza.

Las razones son, por un lado, la fuerte vocación de los jóvenes productores de vino por recuperar lo que se ha perdido, y por otro, el rechazo a la agricultura de monocultivo y los métodos industriales para volver a la sabiduría preindustrial de los viejos viñedos mixtos de antaño que era la base de los vinos cofermentados.

 


Además de las prioridades agrícolas, también existe la creciente preferencia de los consumidores por estilos de vino más ligeros.

En términos generales, vemos una tendencia creciente por los vinos más ligeros y digeribles, ya sean blancos, rosados o tintos, también llamados glou-glou o como los quieran llamar, los blancos con contacto con la piel (vinos naranjos) o vinos de muchos otros estilos y tonos intermedios, siempre con una mirada amigable al medioambiente y al entorno social.

 

Lo seguro es que, los claretes, como los rosados o los naranjos, son vinos extremadamente versátiles tanto para disfrutar de aperitivo, para preparar una sangría; en un after office o en una comida. Toma nota y sumalos a tu cava.

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